En versículo 1, vemos que Jesús tiene siete estrellas en su mano derecha, las que representan a los ángeles de las siete iglesias, según Apocalipsis 1:20. Jesús anda en medio de los siete candelabros, los que son las siete iglesias.
Versículos 2-4 nos dicen que los efesios habían perseverado en el Señor, pero ya no amaban a Jesús como cuando lo conocieron. En corregir la falsa doctrina, comenzaron a preocuparse más por doctrinas que estar en la presencia de Dios. Hacían más cosas por un Dios con quién pasaban menos tiempo.
Por consiguiente, en versículo 5 Jesús les dijo: “Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.” Es una advertencia fuerte, porque quitarle el candelabro a una iglesia es igual a quitar su identidad como el pueblo de Dios.
Mirando el lado bueno, en versículo 6, Jesús los felicitó por odiar las prácticas de los nicolaítas. Basado en Apocalipsis 2:14-15, podemos suponer que los nicolaítas animaron la transigencia con el mundo, amoldarse al mundo. Es probable que implicara la adoración a demonios. [Números 25:1-3]
En fin, Jesús terminó por decir: “El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Significa que las bendiciones y las advertencias que Jesús dio se aplican a todos sus seguidores, no solo a los efesios.
El Señor prometió: “Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.” 1 Juan 5:4 dice que nuestra fe es la victoria que ha vencido al mundo. El que se mantiene firme en Jesús va a comer del árbol de la vida. Va a heredar la vida eterna. Sin embargo, el que no se mantiene firme no va a entrar en el paraíso de Dios.