Con su patrimonio cristiano, población grande de judíos, su estado como un centro mundial de finanzas y puerto animado, Londres cumple con todos los requisitos para ser la gran Babilonia. Apocalipsis 17 dice que la gran Babilonia “está sentada sobre muchas aguas” y las aguas “son multitud de pueblos, naciones y lenguas.” Eso tiene dos significados. Primero, la gran Babilonia es una ciudad multicultural. Segundo, reina sobre un grupo de naciones diversas. Pues, 53 países son miembros de la Comunidad Británica de Naciones, sumando casi dos y medio mil millones de personas. Es más de un cuarto de la población mundial. La Comunidad Británica incluye cuatro de las naciones más pobladas del mundo: la India, Pakistán, Nigeria y Bangladés.
Con esto en mente, la señora Liz Truss hizo unos comentarios interesantes en un discurso en abril. La Secretaria de Estado para Asuntos Exteriores y de la Commonwealth declaró: “Necesitamos una OTAN global. Es decir, no me refiero a una ampliación de los miembros a los de otras regiones. Más bien, quiero decir que la OTAN debe tener una perspectiva global, preparada para enfrentarse a las amenazas globales.” Continuó: “Por eso, el Primer Ministro ha anunciado la mayor inversión en nuestras fuerzas armadas desde la Guerra Fría. Reconocimos a Rusia como la amenaza más aguda en nuestra Revisión Integrada.” El hincapié que ella hizo es significativo. De hecho, el Reino Unido firmó acuerdos de defensa con Suecia y Finlandia hace poco, por causa de la invasión de Rusia a Ucrania. Ya volvió la rivalidad imperial entre Rusia y el Reino Unido. Sin embargo, a diferencia del Gran Juego, esta vez la rivalidad anglo-rusa va a ser mundial.
Al principio de los últimos días, la gran Babilonia es la potencia global dominante. La ciudad cosmopolita y multicultural, conocida por su riqueza desmesurada, va a reinar sobre los reyes de la tierra. Eso lleva a resentimiento y permita que el anticristo, el gobernante de Rusia en aquella época, tome el control de esta coalición y ataque la gran Babilonia. Después de destruir la gran Babilonia, el anticristo crea su propio sistema financiero: la marca de la bestia.