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La Biblia deja claro que estamos en una guerra contra las fuerzas espirituales del mal. El diablo es nuestro adversario. Juega sucio. Romanos 6 describe que nuestra vieja naturaleza murió con Cristo, fue enterrada y resucitamos con él para vivir una vida nueva. Somos nuevas creaciones en Cristo, pero en Romanos 7, leemos que Satanás trata de resucitar nuestra vieja naturaleza por tentarnos a comportarnos como nos comportábamos en el pasado. Si escuchamos o cedemos, el diablo nos acusa delante de Dios para recibir un derecho legal de atormentarnos. Satanás es el acusador; Jesús es nuestro abogado.
Los cristianos se someten a Dios y resisten estos ataques. Nos transformamos por la renovación de nuestra mente, llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo y confesando las promesas de Dios. En otras palabras, reprendemos todo pensamiento o sentimiento que no encaja con la realidad del cielo y lo sustituimos con los hechos: somos salvos, sanos, libres y bendecidos en Cristo. Por eso, el diablo ataca la Biblia; explica nuestra identidad en Cristo y las promesas de Dios.
Toda la Escritura es inspirada por Dios. Se escribió la Biblia durante un periodo de 1 600 años por aproximadamente 40 hombres de todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, su coherencia es inigualable, su capacidad de predecir el futuro es incomparable y su poder no tiene rival.
Hay más de 24 000 manuscritos del Nuevo Testamento, con más de 5 000 en el texto original griego. Cuando se comparan, la coherencia interna de los manuscritos supera 99% y las diferencias pequeñas no afectan ninguna doctrina.
Los cristianos primitivos reconocieron la palabra de Dios. Un texto tenía que venir de un apóstol o un colaborador próximo de un apóstol. Si un texto contradijo el mensaje fundamental del cristianismo, un libro aceptado o si no tenía conexión con un apóstol, fue rechazado. Ninguna organización escogió los libros de la Biblia.
El Antiguo Testamento hizo muchas predicciones correctas sobre la primera venida de Jesús. Por ejemplo, el Antiguo Testamento profetizó que Jesús nacería de una virgen, sus manos y sus pies serían atravesados y resucitaría. ¿Cuáles son las probabilidades de eso? O sea, ¿muchos escritores diferentes que predijeron con éxito varias cosas específicas acerca de un hombre que vino en el futuro lejano? No son buenas, como mínimo.
Cuando permitimos que el enemigo nos manipula, somos conductos para el mal. Cuando permitimos que el Espíritu Santo nos guía, somos conductos para el bien. No somos condenados por el pecado ni somos salvos por las obras. O somos condenados por la incredulidad o somos salvos por la fe. Esencialmente, tu vida refleja con quién estás de acuerdo: Dios o Satanás. ¿A quién pertenece tu vida?